miércoles, 24 de junio de 2009


Recuerdo mi infancia, y no se como podría describirla, ni compararla...por que solo se tiene una...y es única y personal...
Recuerdo mis juegos tan fantásticos. Inventaba personajes en los que me convertía, al ponerme ropas viejas, y llevar una maleta que aun conservo y que perteneció a mi abuela...Y un pequeño bolso con maquillajes que desechaban mi madre y mi hermana mayor.
Yo era Madame Priscila, tenía una especie de secretario-asistente, con aires de esclavo, llamado Rudy.
Yo hablaba con un acento francés, me paseaba por la casa, poseída por ese personaje, presagiando tal vez, mi diferente forma de ser.
Mas mis recuerdos favoritos, son los de aquellas tardes, cuando mi madre sacaba unas libretas que guardaba en las gavetas de su mesa de noche, libretas que ella siendo una adolescente, hizo enamorada.
Libretas donde recopilaba poemas de los más diversos autores de la época y aun más antiguos.
Los adornaba con postales, de flores de paisajes, de novias, de aves. Según el titulo del poema.
Escritos con una pluma fuente, con su rica y ornamentada letra. Ahí, ahí conocí a Neruda, José Ángel Buesa, Becquer, Rosario Sansores, Rafael Meyreles soler, y otros tantos que no recuerdo ahora.
Algunas tardes mi madre los sacaba, y nosotras, mis hermanas y yo, nos acomodábamos a su alrededor, a escuchar aquellos poemas que nos hacían soñar, o reír, cuando algo nos parecía gracioso, o nos hacíamos bromas, y adaptábamos algún poema con el nombre de alguna de nosotras, o con el de algún joven de nuestro interés.
A mi, particularmente, me parecían mágicos, aquellos poemas, aquellas historias de amores de otros tiempos, que entendía eran contados de aquella forma hermosa y adornada, pero que habían sido sentimientos reales, en corazones de verdad.
Amores que quedaron sepultados bajo la losa fría del silencio, amores inconfesables que murieron en las bocas de amantes cobardes, que nunca dijeron nada.
Historias de estudiantes de medicina que se enamoraron del cadáver que estudiaban...
Historias de amor… de ese que a fuerza de no sentirlo, mucha gente cree que no existe.
Ese fue el canto que arrulló mi niñez.
Esas fueron las nanas cantadas despacito para que se durmiera mi alma.
Si, y ahora puedo concluir, que si tuviera que describir mi niñez, diría que la mía fue mágica... esa sería la palabra que mejor describe aquella época en la que venia el ratón de los dientes y el niño Dios a traer regalos en navidad. Y pedir un deseo al ver una estrella fugaz, y a discutir con quien negara que al final de un arco iris hay una olla con oro custodiada por un gnomo. Que la luna es de queso y que los abejorros traen buenas o malas noticias… Y lo creo.
Lo creí entonces... y descubrí un día que la vida era dura y era amarga… si nosotros lo permitíamos, y que las cosas eran ciertas en la medida en las que creemos en ellas.
Por tal razón, aun sigo creyendo en la magia.

Aquellas tardes de poesías calaron muy hondo en mi, y pronto intenté escribir cosas parecidas, y comencé a leer historias de amor y de cualquier cosa que cayera en mis manos. Ha pasado mucho tiempo ya, con poesía, con magia o sin ella.
Y la otra noche, tratando de inventar un poco de ese tiempo de calidad del que tanto hablan los terapeutas, como una forma mas de decirle a mi pequeña hija que la amo y que es importante para mi, navegábamos juntas por la Internet, y recordé que había encontrado una pagina de poetas muy interesante, y le propuse que buscáramos algunos poemas que yo conocía y que eran hermosos.
Leímos unos cuantos, una estrofa ella y otra yo… Ella suspiraba y decía…Que lindo!! Y yo sonreía y me veía en ella… allá, hace mucho tiempo.
Al final quiso que los leyera todos yo, dijo que lo hacia mejor.. y nos quedamos soñando con aquellas palabras de amor en los oídos, fijándose a nuestras almas.

Reflexioné sobre la tecnología, y la perdida de valores tan anunciada, manoseada, y denunciada.
Y puedo volver a afirmar que las cosas son tan ciertas en la medida en la que creemos en ellas. Si queremos creer que esta es una generación perdida, hace mucho ya que la perdimos.
Es cierto, tenemos demasiada información, estamos saturados de información, tenemos tanta información que no sabemos que hacer con ella, que ya no nos cabe en las cabezas.
Pero los valores, la esencia de lo que fuimos no lo perdimos, esta ahí, solo tenemos que buscarlo.
Ayer, mi madre nos leía poemas, y nos enseñó a amar el arte de sus manos, de su vieja y deshojada libreta, Hoy, yo le leo poemas a mi hija desde la Internet…créame, la magia continua siendo la misma, es el mismo amor, son las misma historias cargadas de sueños y mágicos besos hechizados por una luna de queso.
Solo ha cambiado el medio.
Tengo la esperanza que mañana tal vez mi hija le lea a la suya esos mismos versos en un sistema aun mas moderno y sofisticado, pero que se los lea, y mi nieta se los leerá a su hija, tal vez contemplado la Tierra desde alguna estrella lejana.
Pero fue maravilloso ver allí mismo el pasado y el futuro, juntos en mi presente,
Pasado y futuro, co-habitando en un presente incierto y lleno de interrogantes: Hacia donde vamos? Si valdrá la pena esta incesante búsqueda del amor? Que buscamos realmente? Existe lo que buscamos, o es una Utopía?

1 comentario:

  1. Este escrito me remonto a mi propia ninez, un tiempo ya muy lejano, y francamente mi experiencia personal ha sido que no sabemos lo que buscamos, quizas algun "dichoso/a" lo encontro, pero basado en mi experiencia y algunos contactos que tienen la confianza de contarme sus penas creo la gran mayoria vamos por la vida buscando ese "algo" que nunca aparece. En su caso usted tiene la bendicion de la "poesia", otros ni siquiera tenemos ese consuelo, mis felicitaciones por su interesante blog y mucha felicidad junto a su familia.

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